El Museo Ramón Gaya y la UMU colaboran para que alumnos de Historia del Arte comisarien, por vez primera, una exposición

La iniciativa de este espacio cultural de la ciudad se convertirá más adelante en una beca de comisariado, con el objetivo de acercar a un público joven la obra del artista murciano

El Museo Ramón Gaya de Murcia ha abierto sus puertas a alumnos de Historia del Arte de la Universidad de Murcia (UMU) para que comisarien una exposición. La muestra, que se centra en su totalidad en la obra gráfica de Gaya, ha sido inaugurada este miércoles por el concejal de Cultura, Turismo  y Deportes del Ayuntamiento de Murcia, Pedro García Rex, acompañado por la vicerrectora de Estudios de la UMU, Sonia Madrid y por el director del Museo Ramón Gaya, Rafael Fuster.

La iniciativa, dirigida a jóvenes investigadores, pretende convertirse más adelante en una beca de comisariado y ofrecer cada año una exposición diferente. Los alumnos realizan sus prácticas en el museo, afrontando las tareas que comprende la puesta en marcha de una muestra: seguros, montaje y desmontaje, textos, cartelería, préstamos...

El concejal de Cultura, Pedro García Rex, ha indicado que se trata de "una magnífica idea del Museo Ramón Gaya, abriendo este espacio cultural de la ciudad al público universitario, para que además siga investigando y conociendo la figura de uno de  los grandes artistas que ha dado nuestra tierra".

Para este primer proyecto, el Museo ha puesto a disposición de los estudiantes las planchas originales, pruebas de autor, bocetos o textos para ser ordenados y conformar posteriormente la exposición junto al equipo del Museo. El resultado es la muestra ‘La obra gráfica de Ramón Gaya. Al encuentro de otras técnicas'.

Los alumnos que han participado son: Julia Alarcón Luna, Marina Lorena Castillo Viudes y Danny Cruz Pérez, dirigidos por la profesora, crítica de cine y comisaria, Isabel Durante.

En este trabajo, los alumnos han ordenado la obra gráfica de Ramón Gaya, haciendo un barrido por sus trabajos iniciales hechos en la imprenta litográfica del padre (con tan solo doce años) hasta las famosas litografías del Museo del Prado o los grabados en punta seca.

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