Bajo el título "Ángeles Espinosa. Al otro lado", el Centro de Artes Palacio Almudí acoge desde una muestra compuesta por un total de 23 esculturas, de diferentes tamaños y elaboradas en diversas etapas de su vida, y una instalación de 4 piezas que han sido seleccionadas por el comisario de la exposición, Martín Páez, quien ha sabido reflejar y recoger muy bien la trayectoria del camino recorrido dentro del mundo de la escultura por parte de Ángeles Espinosa.
La exposición se inicia con un grupo de cinco esculturas que van desde los comienzos en los 70 a los 80. Se trata de piezas macizas, talladas en madera, modeladas en piedra artificial y que se basan en una figuración interpretada, que roba parte de la realidad para hacerla más personal. Son obras realizadas con técnicas escultóricas clásicas y dentro de esa concepción de pensamiento (escultura clásica), pretenden perdurar en el tiempo, ser eternas.
En un segundo grupo de otras cinco piezas (torero, manola, el amigo…), realizadas en los años 90, la concepción del volumen cambia, como sucede en la historia de la escultura del siglo XX, se empieza a vaciar el volumen de parte de su masa, son líneas en el espacio, con pinceladas de cemento coloreado y con partes de su volumen modelado por telas metálicas que contienen veladuras de azul, a través de la resina. El “vacío” pasa a ser parte de la obra y también de su expresión, como diría el poeta Rilke en su ensayo sobre Rodin.
Otras cuatro piezas (africanas, desesperanza, giralunas), dan un paso más en ese sentido, quedándose solo en la línea, en el dibujo en el espacio, no se necesita más, para trasmitir lo que quieren expresar.
En las nueve piezas siguientes (danzarinas y baobabs) encontramos que el dibujo que describe la línea se convierte en un corte sobre una plancha de acero corten, seccionado con láser. Son materiales y técnicas más contemporáneas. En ellas el juego está en el paso del plano, al espacio. Son formas que dibujadas en el acero, rompen con su marco, con la dimensión que las constriñe a modo de corsé y en la búsqueda de la tercera dimensión, se doblan, giran sobre sí mismas, para expresar con más fuerza lo que quieren trasmitir, dejando visible en algunos casos la huella o vacío que marca su origen, haciendo referencia a otro momento y a otro espacio.
Y por último una instalación de 4 piezas, realizadas en malla metálica, que no tiene título, por que puede ser todo o nada, esto forma parte de su esencia. Son volúmenes grandes que no pesan, que no invaden el espacio, se hacen espacio, recordando los pensamientos metafísicos de nuestro escultor internacional Oteiza sobre la ocupación y desocupación del espacio, con sus cajas metafísicas. Estas piezas se adaptan al medio, juegan con él y generan formas que al girar sobre sí mismas, son cambiantes, infinitas, fugaces, solo duran un instante, a penas quedan en la retina.
El título de la exposición "Al otro lado" tiene un significado directo, al lanzar una mirada a las piezas expuestas, encuentro que son transparentes, traslúcidas, que se trasladan en el espacio, que se transforman… Se puede ver a través de ellas lo que hay en el otro lado.
Las mallas metálicas que se funden con el espacio, con la realidad que les rodea, acaban convirtiéndose en otras formas que proyectan sombras que generan nuevas formas a su vez.