Un episodio de homofobia hace que un joven abandone su puesto de trabajo en Murcia

Un monitor de gimnasio denuncia un caso de homofobia por parte de la plantilla de un centro deportivo en su primer día de trabajo: “La señora decía que ella no tiene nada en contra de los maricones, pero que así no se puede dar una clase ya que ellos tienen un prestigio”

Las redes sociales nos dan la oportunidad de denunciar públicamente las injusticias y malas acciones de nuestra sociedad. Estas cuestiones cobran mayor relevancia cuando se trata de cuestiones que se supone que deberían estar más que aprendidas e integradas en todo el mundo, pero especialmente en países desarrollados como España. La teoría ya la sabemos: respeto y tolerancia en un país tan avanzado como el nuestro. Pero parece que aún hay gente que se salta esta premisa tan necesaria para vivir en sociedad de forma correcta y civilizada.

Un ejemplo de esto es lo que le sucedió en un gimnasio de Murcia a Fernando González, un chico extremeño de 26 años que reside en la capital de la región desde hace casi tres años. El joven es monitor de actividades dirigidas y le salió una oportunidad laboral en un centro deportivo. Este lunes era su primer día en este centro deportivo y se trataría de un día de prueba para ver qué tal desempeñaba su trabajo. Lo que no imaginaba es lo que iba a vivir ese día debido a su condición sexual por parte de la plantilla del gimnasio.

Fernando tenía que dar dos clases ese día, una a las 19:00 horas y otra a las 21:00 horas, con una hora de diferencia entre clase y clase. Justo en esa hora, Fernando decidió marcharse del centro, tal y como ha denunciado públicamente en su perfil de X debido a un episodio homófobo. Nos hemos puesto en contacto con él para saber qué sucedió exactamente para que tuviera que despedirse de su puesto de trabajo.

Este es el relato que cuenta Fernando a ‘Murcia.com’: “La jefa se había cogido días de vacaciones, por lo tanto no entró a verme, pero sí que entró a la clase otra señora que también sería de la plantilla de trabajo. Ese día estaba a modo de prueba, por lo que estaba supervisado. Tenía que dar dos clases. Entre clase y clase tenía una hora muerta y decidí irme a una salita que es donde descansan los trabajadores. Se accede a través de la recepción, es decir, ahí no puede entrar personal que no sea de la plantilla de trabajo del gimnasio. En cuestión de minutos esta señora y uno de los monitores acceden a través de recepción al pasillo de la salita, pero no llegan a entrar, por lo que no me vieron. Entonces comienzan a hablar, y ella comienza a hacer comentarios homófobos sobre mí”.

 “La señora decía que ella no tiene nada en contra de los maricones, pero que así no se puede dar una clase ya que ellos (el gimansio) tienen un prestigio”, nos explica Fernando. “Entonces se puso a imitarme cambiando el tono de voz, haciendo burla con mis expresiones y mi forma de hablar, me estaba ridiculizando delante del otro monitor sin saber que yo lo estaba escuchando todo”, añade el extremeño.

Se trata de expresiones como “vamos, Mari”, una frase que Fernando y muchas personas emplean para animar a la gente, muy propio en actividades grupales dirigidas. La mujer argumentaba que con actitudes así se estaban jugando los sueldos de ellos y que no se podía permitir.

“Cuando terminaron la conversación entraron a la salita que era donde yo estaba y, evidentemente, se quedaron con la cara blanca y se pusieron a hablar de otra cosa y enseguida se marcharon. Entonces recogí mis cosas, salí a la recepción pero la mujer ya no estaba, pero sí el monitor. Me despedí sin dar la segunda clase. No me llamó nadie, fue una pillada total; con qué cara me iban ellos a llamar después de lo que habían dicho”, relata el joven.

Tras lo sucedido, al día siguiente le escribió por WhatsApp la jefa del centro para ofrecerle sus disculpas y decirle que ese comportamiento no lo iba a tolerar: “Me dijo que la señora no es trabajadora del gimnasio, cosa que creo que no es cierto, y que con el monitor ya hablará con él porque no va a admitir ese tipo de comentarios en su gimnasio”.

Desde la redacción de 'Murcia.com' nos hemos puesto en contacto con este gimnasio y se sienten profundamente ofendidos por lo sucedido y han querido dar su explicación: "Lo que ha publicado en redes sociales este chico es totalmente falso. Esa señora no forma parte de la plantilla del centro. Nuestro personal es totalmente abierto y no tienen nada que ver con los comentarios de esta persona que es clienta". 

Además, añaden que "el espíritu del gimnasio va contra este tipo de mentalidades, se trata de una clienta que accedió a la zona reservada del personal para coger una cosa junto a un monitor".

Por último, lamentan que Fernando se sintiera ofendido por estos comentarios homófobos, pero desmienten su testimonio.

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