La consagración de la primavera revisada por Les Ballets de Monte-Carlo en la programación de Danza del Auditorio

La compañía moganesca actúa mañana martes 20 de abril a las 20:30 h.

La consagración de la primavera marcó un hito en la historia de la danza. El empresario Diaghilev, allá por 1913, quiso homenajear a los ballets de su tierra natal, Rusia, y le encargó a Igor Stravinsky un nuevo trabajo. El resultado fue una obra que cambió el lenguaje musical, con una gran repercusión en la danza, ya que marcó en ella el inicio del cambio de lo clásico a lo contemporáneo. Mañana martes 20 de abril, a las 20:30 horas, Les Ballets de Monte-Carlo, traerán a la programación de Danza del Auditorio de Murcia, su homenaje a los ballets rusos con la ya mítica La consagración de la primavera, bajo la visión de Sheherezade, que ofrece el director y coreógrafo de la compañía Jean Christopeh Maillot Las entradas cuestan entre 20 y 25 Euros.

El Ballet Montecarlo tiene su remoto y muy prestigioso precedente en el establecimiento, en 1911, de la residencia de los Ballets de Diaghilev en el Principado de Mónaco. Aunque el origen de los actuales Ballets se remonta a 1985, cuando, gracias a una iniciativa de la Princesa de Hanover, renació la compañía. En 1985, tras una intensa y cambiante trayectoria, Les Ballets de Monte-Carlo es nombrada compañía oficial de Mónaco por la Princesa de Hanóver, de acuerdo con los deseos de su madre, Grace Kelly, Princesa de Mónaco.

En 1993, Jean-Christophe Maillot (1960, Tours, Francia) es nombrado coreógrafo y director de Les Ballets, cambiando el curso de esta troupe de casi cincuenta bailarines. Un nuevo destino apuntalado en la creación de un repertorio propio, en el uso de las nuevas tecnologías y en su empeño por contar con la colaboración de artistas de la talla de Lucinda Childs, Karole Armitage, William Forsythe, Jacopo Godani, Nacho Duato y Sidi Larbi Cherkaoui, entre otros.

Vienen a Murcia a presentar La consagración de la primavera. El argumento está basado en la historia del sacrificio ritual de una joven virgen, elegida para celebrar la llegada de la primavera bailando hasta la muerte ante su tribu. Es esta historia la que condiciona a Stravinsky para diseñar una obra llena de nuevos recursos rítmicos. A diferencia de en los ballets anteriores, obras más rusas y menos rupturistas, Stravinsky se atrevió, en esta obra, a innovar más de cuanto la corriente modernista francesa (la vanguardia en aquel momento) se había atrevido a hacer. Su estreno, como podía esperarse, supuso un estrepitoso fracaso: el público comenzó a abuchear la obra cuando ésta aún no había finalizado. La crítica por su parte estaba dividida entre los maravillados modernistas franceses, y los reaccionarios autores románticos y post-románticos, que la consideraron como una sucesión estruendosa e incomprensible de sonidos y ruidos.

En la primera parte, Adoración de la Tierra, se santifica la tierra, los bailarines se funden con ella. En la segunda parte, El Sacrificio, se elige a la doncella que será sacrificada para propiciar la primavera. El ballet se cierra con la terrible danza de la elegida para el sacrificio.

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