La expedición murciana al Makalu consigue instalar el campo 2 a 6700 m.

27 de abril de 2009

Juan Carlos García Gallego y José María López Rodríguez, decidieron no retornar al campo base y seguir escalando la montaña, pese a la insuficiente aclimatación que padecen y haber pasado malas noches en el campo 1. Cansados y bastantes debilitados han consiguido completar en dos días, la instalación y abastecimiento del campo 2, a 6700 m.

“Ha sido duro pero ha merecido la pena, lo académico hubiera sido bajar a consolidar la aclimatación y descansar, pero en el Himalaya si quieres hacer cumbre no puedes parar si el tiempo te deja un respiro y permite continuar. Hemos tenido suerte con el tiempo y hemos aprovechado la oportunidad, aunque ahora tenemos que descender al campo base y recuperarnos”.

“La ascensión entre el campo 1 y 2 es muy compleja por transcurrir en su totalidad por glaciar que cuelga de la pronunciada ladera que ofrece en este tramo el Makalu. El recorrido obliga a dar muchas vueltas buscando un paso entre las grietas, normalmente se aprovechan puentes de hielo o se escalan los cortes asegurados por cuerdas para evitar accidentes. Asegurar el recorrido a través del glaciar es lento y muy pesado y con frecuencia hay que cambiarlo por el ensanchamiento o la apertura de alguna nueva grieta”.

El campamento ha quedado instalado en un corto llano rodeado entre enormes grietas y bajo un serac (muro de hielo) que protege a las tiendas de posibles avalanchas de ladera que pudieran ocasionarse por acumulo de nevadas. La ubicación es en un balcón privilegiado a 6.700 metros, que tiene en frente al Everest (8848) y al Lothse (8511), primera y tercera altura de la tierra.

Los montañeros soportaron una dura noche a 6.700 metros antes de bajar al campo base a recuperarse. La noche se complicó por la aparición de un fuerte viento que parecía iba a romper la tienda. Por desgracia los vientos fuertes son bastante típicos del Makalu, cuyo nombre en tibetano Maha kala, significa “el gran negro”, que hace referencia a la gran pirámide negra de roca barrida constantemente por el viento.

Los murcianos esperan reponerse en el campo base unos días para lanzar un ataque de 3-4 días que les permita afrontar el tramo técnicamente más difícil de escalar de la montaña, las empinadas pendiente de hielo y roca que dan acceso al collado de Makalu-la, donde la montaña cambia de vertiente, a 7.400 metros de altura. Allí tienen que abastecer su campo III, bajar nuevamente al campo base, recuperarse y esperar una ventana de buen tiempo que les permita subir de un tirón hacia la cima del Makalu (8463 m.).

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