Los diestros Miguel Angel Perera y Sebastián Castella triunfan en Murcia

Murcia, 16 sep (EFE).- Los diestros Miguel Angel Perera, que cortó dos orejas y rabo, y Sebastián Castella, con dos, fueron los triunfadores de la cuarta corrida de la Feria de Septiembre de Murcia, en la que El Cid consiguió otro apéndice y el bravo encierro de Fuente Ymbro fue una de las notas más destacadas del festejo.

Se lidiaron seis astados del hierro de Ricardo Gallardo, bravos y nobles, con mucha fijeza y transmisión, excepto segundo y cuarto, que bajaron un poco la alta nota global, y el sexto, complicado. El tercero fue premiado con la vuelta al anillo y primero y sexto fueron aplaudidos en el arrastre.

La plaza de la Condomina rozó el lleno en tarde de temperatura agradable.

Manuel Jesús "El Cid", que repetía actuación en esta feria, oreja y ovación con saludos.

Sebastián Castella, oreja tras aviso y oreja.

Miguel Angel Perera, dos orejas y rabo y ovación con saludos.

El Cid no ha tenido la suerte de cara en esta feria murciana, ya que en su anterior actuación, el pasado domingo, en la que había entrado en sustitución de Rivera Ordóñez, sólo contó con un toro que se dejara, lo mismo que ocurrió hoy.

En el de Fuente Ymbro que abrió plaza sí tuvo ocasión para dejar unas muestras de su arte en unas tandas de muletazos que salieron limpias, con la muleta barriendo la arena y un astado que acudía con prontitud, nobleza y bravura. De no ser porque la estocada cayó baja, quizá la oreja habría sido doble.

El que hizo cuarto resultó igualmente noble, pero duró poco y le faltó algo de transmisión, carencias que no pudo suplir del todo el torero de Salteras, que tampoco tuvo suerte con los aceros.

Castella cuajó dos faenas de mérito en Murcia, en las que estuvo siempre muy decidido y dispuesto a no dejarse ganar la pelea por sus compañeros de cartel.

En su primero tuvo que afrontar la falta de movilidad del astado, mientras que en el segundo de su lote aprovechó su excelente pitón derecho.

Miguel Angel Perera está unido a la historia del coso de la Condomina desde que hace unos años indultara un toro, y en la Región de Murcia es uno de los espadas más queridos y respetados, por sus frecuentes triunfos, a los que desde hoy debemos sumar el conseguido al primero de su lote.

Si en el que cerraba plaza hizo un tremendo esfuerzo y se jugó la cornada por sus ganas de agradar a la concurrencia, a sabiendas de que el toro no le iba a ayudar, en el primero dibujó una de las faenas que más se recordarán por los aficionados.

El pacense lució al de Fuente Ymbro, dejándolo llegar de lejos y aprovechando su bravura y nobleza, siempre seguro, con la cabeza muy fría y al mismo tiempo con la emoción que sabe imprimir a su toreo.

Las tandas de muletazos largos y templados se sucedían sin solución de continuidad, y su labor tuvo tal nivel de transmisión que por momentos llegó a pedirse el indulto de este "Jurista", que así se llamaba el astado.

Al final, la triunfal salida a hombros de Castella y Perera era un fiel reflejo de los visto en el ruedo.

Miguel Angel Perera está unido a la historia del coso de la Condomina desde que hace unos años indultara un toro, y en la Región de Murcia es uno de los espadas más queridos y respetados, por sus frecuentes triunfos, a los que desde hoy debemos sumar el conseguido al primero de su lote.

Si en el que cerraba plaza hizo un tremendo esfuerzo y se jugó la cornada por sus ganas de agradar a la concurrencia, a sabiendas de que el toro no le iba a ayudar, en el primero dibujó una de las faenas que más se recordarán por los aficionados.

El pacense lució al de Fuente Ymbro, dejándolo llegar de lejos y aprovechando su bravura y nobleza, siempre seguro, con la cabeza muy fría y al mismo tiempo con la emoción que sabe imprimir a su toreo.

Las tandas de muletazos largos y templados se sucedían sin solución de continuidad, y su labor tuvo tal nivel de transmisión que por momentos llegó a pedirse el indulto de este "Jurista", que así se llamaba el astado.

Al final, la triunfal salida a hombros de Castella y Perera era un fiel reflejo de los visto en el ruedo. EFE

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