Publican el trabajo de la profesora de la Universidad de Murcia ganador del premio de investigación Miguel de Cervantes

La editorial Academia del Hispanismo ha publicado el libro "La intercalación de historias en la Narrativa de Cervantes", obra de la profesora de la Universidad de Murcia Ana Luisa Baquero galardonada con el VIII Premio Internacional de Investigación Científica y Crítica Miguel de Cervantes.

En este trabajo, Ana Luisa Baquero, catedrática de Literatura Española, rebate las críticas que recibió Cervantes por la estructura narrativa de su novela cumbre "Don Quijote de la Mancha".

"Algunos admiradores de la obra cervantina censuraron que Cervantes hubiese intercalado, sobre todo en la primera parte del Quijote, una serie de historias secundarias que no tenían nada que ver con la pareja protagonista", explica la investigadora de la Universidad de Murcia.

La profesora se preguntó por qué había sido reprochada reiteradamente por la tradición literaria posterior esta técnica de Cervantes. "Comencé a centrarme en la cuestión de la intercalación de historias episódicas secundarias dentro de una trama primera y que son completamente independientes, lo que me llevó a trazar una investigación de la perspectiva histórica desde los orígenes", señala.

Los resultados de su estudio muestran que en ocasiones se ha producido una valoración del Quijote de acuerdo a una perspectiva inadecuada, ya que tratándose de una obra producto de un contexto histórico concreto, se la ha juzgado aplicando unos parámetros procedentes de un contexto posterior.

Baquero ha detectado que la técnica de intercalación de historias dentro de una trama principal es una constante en todas las épocas: en la novela griega y latina era un recurso frecuente y también se utilizó en la literatura occidental, en las vernáculas, en los géneros narrativos de la Edad Media y en la novela pastoril.

Después de Cervantes, en la mayoría de novelas picarescas aparecen historias que no tienen relación con esa poética realista de la trama primera de la pícara o el pícaro. "Por tanto, puede afirmarse que esa técnica no supuso un choque para el lector de la época", concluye la profesora.

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