HUERMUR exige que los daños producidos por las inundaciones de las ramblas de Espinardo y Churra los paguen el Alcalde de Murcia y el exconcejal de urbanismo

"que aprobaron las urbanizaciones sin el estudio hidrológico previo y sin haber construido el interceptor de pluviales previsto"

La situación actual de las ramblas de Espinardo y de Churra es una muestra más de la irracionalidad urbanística de Murcia cuyos mayores responsables son el alcalde de Murcia y el exconcejal Fernando Berberena, actualmente imputados en el caso UMBRA por presunta corrupción.

La construcción de urbanizaciones en la zona centro y sur de Espinardo sin el estudio hidrológico previo, tal y como ordena el Plan General Urbano de Murcia, y sin la construcción del interceptor de pluviales previsto, es una temeridad de la que deben responder los políticos que las autorizaron.

Huermur ha podido constatar que ninguno de los planes parciales aprobados en las zonas inundables de Espinardo, El Puntal, Churra y Zarandona contiene el preceptivo estudio hidrológico-hidráulico. Carecen de este estudio el ZA-Ed3 Joven Futura, el ZM-Pn7 del Puntal, ZM- Ch6 y el ZM-Ch5 en Churra, así como el CR6 y CR5 entre Juan Carlos I y Juan de Borbón. Tampoco tiene dicho estudio el ZM-Zn3 en Zarandona.

Así mismo desde Huermur se señala que el entubamiento de las acequias Churra la Nueva, Churra la Vieja, Alfatego y Zaraiche, que eran barreras por donde desaguaban las ramblas, ha contribuido a aumentar los daños de la riada.

Por estos motivos Huermur anima a los afectados por daños en sus viviendas y vehículos a que exijan el pago de esos daños a los responsables del consistorio murciano, y que se abra una investigación para que los gastos de reparaciones y limpieza no sean pagados con el dinero de los impuestos de los ciudadanos, sino que lo paguen de su bolsillo los políticos responsables. 

Según ha podido comprobar HUERMUR  por las quejas de los vecinos, nunca había entrado el agua en las casas situadas en la Senda de Granada Oeste ni en las que llevan décadas ubicadas en el centro de Espinardo. Ni siquiera con las graves riadas de los años ochenta. Pero ahora algo ha cambiado.

La Rambla de Espinardo recoge sus aguas en la zona Noroeste de Murcia y siguiendo su cauce natural bordea el Campus universitario y la colina donde se ubica Terra Natura, adentrándose en la población de Espinardo.

Durante siglos, después de atravesar el núcleo urbano, la rambla vertía sus aguas en el cauce de las acequias de Churra la Nueva y Churra la Vieja, a la altura del Palacio de los Marqueses de Espinardo. Cuando el agua de la rambla llegaba a sobrepasar la capacidad de desagüe de estas acequias, resulta que en paralelo a ellas y a pocos metros circula la de Alfatego evitando de esta forma que el agua llegara a Murcia.

Estas acequias, además de su función de regadío, actuaban en las avenidas como redes de drenaje, llevándose  el agua de la rambla y  disminuyendo la cantidad de agua  que llegaba a Senda de Granada y al Ranero, donde antiguamente se formaba un área pantanosa.

De la misma manera, la rambla de Churra finalizaba en la zona conocida como La Flota, creando allí otra zona pantanosa y de alto nivel freático.

Con la construcción de la milenaria red de regadío se construyeron los azarbes para drenar esas zonas bajas y cenagosas, y los cauces de varias acequias  (Churra la Nueva, Churra la Vieja, Alfatego y Zaraiche) fueron utilizados para desaguar gran parte del agua que llevaban las ramblas.

Para evitar el arrastre de tierras, los huertos situados al norte de las zonas pantanosas estaban construidos de manera escalonada, formando amplias terrazas de cultivo.

La construcción urbanística de estos últimos años ha ignorado estas características hidrológicas,  impermeabilizado gran parte del suelo, creando  pendientes, entubando las acequias y azarbes y anulado los cauces de las ramblas convirtiendo todo ello en suelo urbano donde construir. Así mismo se ha urbanizado en las zonas bajas que antes eran pantanosas anulando los azarbes, sin tener en cuenta que ya no pueden hacer la función de drenaje de esos suelos.

La locura ha llegado incluso ha permitir la construcción de una guardería en el centro de la rambla de Espinardo, con el argumento de que sobre los planos ese suelo ya era urbano, olvidando así que una rambla no desaparece simplemente por borrarla del mapa.

La consecuencia de todo esto es la rápida circulación del agua y su acumulación en las antiguas zonas pantanosas inundando garajes y calles con pocos minutos de lluvia torrencial tan característica de nuestro clima.   

Huermur afirma que si a todo esto se une la falta del obligado estudio hidrológico-hidráulico que se debía exigir previamente a la construcción de las urbanizaciones y la inexistencia del interceptor de pluviales previsto para recoger el agua de las ramblas, obtenemos  la caótica situación que se vivió el viernes en la ciudad de Murcia, teniendo en cuenta que en Murcia cayeron muchos menos litros de agua que los 177 que inundaron Puerto Lumbreras.

Huermur ha comprobado que ninguno de los planes parciales aprobados en las zonas inundables de Espinardo, El Puntal, Churra y Zarandona contiene estudio hidrológico-hidráulico. Carecen de este estudio el ZA-Ed3 Joven Futura, el ZM-Pn7 del Puntal, ZM- Ch6 y el ZM-Ch5 en Churra, así como el CR6 y CR5 entre Juan Carlos I y Juan de Borbón. Tampoco tiene dicho estudio el ZM-Zn3 en Zarandona.

Todo estos cambios explican porque los vecinos de Senda de Granada Oeste, de Espinardo, de Juan Carlos I, de Juan de Borbón y Churra han sufrido esta riada en sus vehículos y viviendas  y, de igual forma sufrirán las que tengan que venir.

El afán especulativo del terreno, que ha priorizado sobre la seguridad de las personas, la construcción irracional y la corrupción, suponen la grave amenaza de que se produzcan nuevos desastres con lluvias intensas. 

Huermur afirma que esta situación tiene responsables con nombre y apellidos, y que son Miguel Ángel Cámara, alcalde de Murcia y su exconcejal de Urbanismo Fernando Berberena, a los que habría que pedirles responsabilidades.

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