La Rous presenta este fin de semana La casa del abuelo y El Refugio en Teatro Circo Murcia

Ambos espectáculos infantiles, premios nacionales de artes escénicas, se enmarcan dentro del ciclo "Al teatro en familia"

 Teatro Circo Murcia presenta este fin de semana a través de la compañía La Rous dos espectáculos infantiles dentro del ciclo "Al teatro en familia". El sábado, 11 de febrero, tendrá lugar la representación de "La casa del abuelo", a las 18 horas en la sala pequeña del Teatro Circo Murcia, y con una duración de 55 minutos. 

El domingo, 12 de febrero, tendrá lugar la representación de "El Refugio", a las 12 horas. La duración es de 60 minutos. El precio de las localidades para ambos espectáculos es de 6 euros. Ambos espectáculos están destinados a niños de a partir de 5 años de edad. 
 
La casa del abuelo
 
El abuelo vive en su rutina: se lava a la misma hora, desayuna a la misma hora, pasea a la misma hora. Un día, sus piernas deciden dejar de caminar, y poco a poco se va apagando. Cuando el abuelo se marcha para siempre, los que quedan, construyen una casa muy cerca de él para que no se sienta solo. Así continúa la historia: plácidamente, abriendo y cerrando cajones; recordando con cariño, "a través de la magia de un escritorio", lo que fue su vida. Dicen que los que se van sobreviven gracias al recuerdo que de ellos pervive en quienes los amaron- La crítica dijo de esta Casa del abuelo que era un ejemplo de cómo los espectáculos infantiles están entre los más inteligentes y emocionantes. Premio Nacional 
 
El Refugio
 
El segundo espectáculo que presenta en el TCM La Rous habla de los efectos de los conflictos bélicos sobre las personas y, más concretamente, sobre los niños. Eva es una niña de apenas nueve años que, al inicio de una guerra cualquiera, queda encerrada en un antiguo refugio del que no consigue salir. Pasa el tiempo y, lo que al principio parecía un juego, se convierte en permanente... Allí dentro, en una situación precaria y sin referentes adultos, todo se vuelve difícil y extraño. Mientras se acaba la comida, y el agua, se agota también la esperanza. Eva escribe cartas a sus padres que nunca llegan al destino; grita, pero nadie la oye; sobrevive, aunque el tiempo la marca de forma indeleble. Las heridas más grandes que las guerras dejan en los niños no son las del cuerpo; son las de la soledad y el desarraigo, las de la falta del apoyo, del cuidado y el amparo familiar.
 

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