Una morera murciana, plantada por la catedrática de la UMU Consuelo Álvarez, recuerda la emigración en la localidad asturiana de Langreo

Cuando a la catedrática de Filología Clásica de la Universidad de Murcia, María Consuelo Álvarez Morán, le pidieron que eligiera un árbol para simbolizar su migración a la Región de Murcia desde hace ya tres décadas y media, no lo dudó: una morera, uno de los árboles más tradicionales de nuestra provincia sin duda, que posibilitó durante siglos la importante industria de la seda en Murcia.

La iniciativa formaba parte de los actos de la Asociación Langreanos en el Mundo, que, desde hace 16 años, celebra todos los meses de septiembre actividades en recuerdo de sus paisanos ilustres emigrados a otros lugares.

Son 16 los árboles, que procedentes de diversos puntos del mundo, han sido plantados por langreanos que marcharon fuera de su tierra en los parques de Felguera y Sama, de Langreo.

En el caso de María Consuelo Álvarez Morán, que marchó del pueblo asturiano hace casi medio siglo -36 de esos años los ha pasado como profesora de la Universidad de Murcia-, la iniciativa tenía un sabor especial, ya que el parque de Sama, el lugar en el que el pasado jueves 5 de septiembre plantó la morera procedente de Murcia, era el "patio de mis recreos".

Para Álvarez Morán "constituye un honor plantar una morera con las raíces de Murcia en mi patria chica, en el maravilloso y centenario Parque Dorado de Sama de Langreo, que fue el lugar de mis paseos desde que era un bebé, que fue también el patio de juegos de mi colegio de las Hermanas Dominicas, que está a su vera, y el lugar donde 'refrescábamos', es decir, veíamos a los 'refrescos', que es como en Langreo se llama a los primeros amores adolescentes".

El ayuntamiento de Murcia cedió para el evento una morus nigra, que ha quedado plantada en un emblemático lugar: el quiosco de la música.

La Profesora afirma que "Para mí fue un honor y un acto de reconocimiento a los que por diversos avatares vivimos fuera de Sama". "El árbol afirma- está dedicado a la memoria de mis padres, Pepe y Obdulia, que se conocieron en Sama, pasearon de novios por ese parque, bailaron allí al son de la música y me llevaban después a jugar allí".

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