"Tres generaciones de murcianistas"

Por José Antonio Carbonell y Consuelo Blanco

Los campos de fútbol están llenos de grandes historias y de grandes personas. Un ejemplo de gran hombre y no por su estatura, sino por su gran corazón es Antonio Blanco, un socio del Real Murcia desde hace 50 años.

Ha visto caer y volver a subir a su equipo desde tiempos inmemoriables. Ha disfrutado y mucho cuando el Real Murcia ha estado en primera división, pero no sólo ha sido aquí cuando ha animado, también lo ha hecho cuando la vieja Condomina la ocupaban un par de cientos de personas.

Antonio, hoy con el número 47 de socio del club, ha transmitido su amor hacia su equipo a su esposa, hijo y nieto Joaquín (Quino), todos socios y éste último desde que tenía tan sólo tres meses de edad y con 21 años que tiene hoy, ha recorrido junto a sus abuelos toda España animando a su Real.

Corría el año 1982, cuando Antonio acudió a las oficinas del club para comprar acciones, una por cada uno de sus cinco hijos. Unas 50.000 pesetas de la época, hoy unos 300 euros. En aquella época, el equipo estaba en horas bajas y tan anecdótica fue la compra de Antonio que, fue entrevistado por un periódico de la Región.

Son muchas las batallas que él podría contar, como por ejemplo el ascenso a primera en el viejo campo en el año 2002.

También viajó junto a Loli, su mujer, su compañera en todas y a su nieto Joaquín al norte de España en un autobús, junto a otros cientos de socios del equipo para verlo ascender. Sólo necesitaba un punto y el empate contra La Ponferradina, hizo posible que así fuera.

En el año 2014 Antonio también viajó a Madrid, una vez más acompañado de los suyos, pero en este caso el equipo descandía a segunda B, según el presidente de la liga Javier Tebas, no se cumplieron los ratios administrativos. Pero allí estuvo luchando por lo que quería y creía.

Gracias a él, su mujer, su hijo, nieto y gracias también a miles de socios y aficionados por sentir de este modo.

Este club debe sentirse orgullo al tener aficionados de esta categoría. Celebran los goles con tanta pasión que, los hacen suyos, gritando desde las gradas hasta quedar afónicos.

Pero también sufren y mucho al ver que, a los diferentes partidos políticos de esta Región les da igual si un equipo con más de cien años de historia desaparece, demostrando el analfabetismo emocional que tienen y el poco apego y arraigo que sienten hacia las costumbres de Murcia.

Aficionados como Antonio dan una clase magistral a todos estos, a los que votamos y ofrecemos nuestra confianza, para más tarde, una vez agarrado el sillón, dar una bofetada sin manos a miles de socios. Socios que se han juntado para sacar al club del agujero económico en el que se encuentra. Socios que, al igual que Antonio son de primera división.

Este es un pequeño homenaje a Antonio, por estar siempre ahí, por haber sabido aguantar y animar a un equipo de fútbol que, es parte de nuestra cultura. Tradición que ha sabido transmitir a los suyos.

José Antonio Carbonell y Consuelo Blanco

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